jueves, 30 de octubre de 2008

RECUERDOS

De forma casual, he vuelto estos días sobre una canción que durante mucho tiempo tuvo un significado muy especial en mi vida, y de la que guardo recuerdos imborrables. Recuerdos que han vuelto ahora a renacer y que me devuelven una parte de mí que parecía muy lejana.
Volver a escuchar esa letra perfecta y ese maravilloso solo de trompeta es un auténtico lujo.


http://www.goear.com/listen.php?v=164221c


No puede haber nada mejor que darse cuenta de que a veces los recuerdos no nos tiran hacia atrás, sino que nos empujan hacia adelante con más fuerza...
Y es curioso: otra vez don Antonio en el camino, expresando como nadie aquello que a mí me gustaría decir


Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
- la tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada".

4 comentarios:

Cuchufletas en Vinagre dijo...

Esta mañana mientras desayunaba han puesto un documental sobre la filosofía de Machado. Machado, canciones de Serrat e imágenes de Soria. ¿Hay una manera mejor de empezar el día?

Reithor dijo...

Esa nostalgia... ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

Rustis dijo...

Aurora, qué suerte, realmente es una forma impresionante de empezar un día. Mmm, qué envidia.

En realidad, Reithor, no es que cualquier tiempo pasado haya sido mejor; de lo que me he dado cuenta es de que las cosas buenas del pasado pueden volver acompañadas de otras mucho mejores. Vaya, que a veces me da por ser feliz y todo ;-)

ArchipielagoAvilés dijo...

Y, además, lloviendo y con frío, tardes de chocolate caliente y manta en el sillón. Desde luego, lo mejor contra la nostalgia es el verano.