De forma casual, he vuelto estos días sobre una canción que durante mucho tiempo tuvo un significado muy especial en mi vida, y de la que guardo recuerdos imborrables. Recuerdos que han vuelto ahora a renacer y que me devuelven una parte de mí que parecía muy lejana.
Volver a escuchar esa letra perfecta y ese maravilloso solo de trompeta es un auténtico lujo.
http://www.goear.com/listen.php?v=164221c
No puede haber nada mejor que darse cuenta de que a veces los recuerdos no nos tiran hacia atrás, sino que nos empujan hacia adelante con más fuerza...
Y es curioso: otra vez don Antonio en el camino, expresando como nadie aquello que a mí me gustaría decir
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
- la tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada".
Jimmy y su padre Jaime Menéndez "El Chato", 1938. Foto Febus.
Ayer, mi padre Jaime Menéndez Ranz, insigne luchador antifranquista,
destacado sindicalista...
Hace 3 años