jueves, 27 de noviembre de 2008

Equilibrio



Las apariencias engañan, una frase que por repetida no deja de ser cierta.
Donde uno ve traquilidad, suavidad, dulzura, puede esconderse la mayor de las crueldades.
Donde uno ve nerviosismo, vehemencia y firmeza, puede esconderse la mayor de las bondades.
Pocas veces soy capaz de ver más allá de las apariencias y dejar de juzgar antes de conocer, y hoy, que me he levantado filosófica, he descubierto por qué...
Seguramente para poder encontrarme en este momento con alguien capaz de poner enfrente de mí lo que realmente debo buscar en las personas. El equilibrio, la balanza entre los polos.
Debería sentirme feliz sólo por eso, ¿no?

jueves, 6 de noviembre de 2008

HISTORIAS DE TRENES Y ESTACIONES

Las estaciones de tren pueden ser lugares muy mágicos, poéticos incluso, si te paras un instante y observas a tu alrededor las pequeñas escenas que se van sucediendo. Despedidas entre sonrisas o entre lágrimas, recibimientos calurosos, gente corriendo, parejas que se dan besos eternos en los andenes, niños agitando sus manitas al paso de los vagones...
Los trenes también: si te pones a curiosear, a mirar de reojo y escuchar sin que nadie lo note, descubres fantásticas historias y curiosidades.
Hoy, sentados frente a mí en el viaje hacia el trabajo, una pareja se cogía las manos y compartían los auriculares de un IPOD. Sin mirarse. Sin hablarse. Ni una palabra. Sólo se cogían las manos. A lo mejor eran muy felices, se querían mucho, pero me produjo tristeza pensar que quizá no tenían ya nada que decirse, y preferían desconectar no sólo del mundo, sino también de sí mismos.
Horas después, mientras esperaba mi tren para volver a casa, otra pareja se despedía: ella estaba en mi andén. Él, en el andén de enfrente. Se dirigían a lugares opuestos, y sin embargo no paraban de contarse cosas casi a gritos, de mandarse besos y de reírse.
Parejas muy diferentes, con mundos diferentes y universos propios. Parejas que me hicieron reflexionar, sonreir, emocionarme...

Y un sentimiento predominante. Envidia -sana envidia-, y ganas de enamorarme

domingo, 2 de noviembre de 2008

EL ÚLTIMO DRUIDA

Siempre me gusta hablar de libros, de poemas, de novelas. Es en parte hobbie y en parte deformación profesional. Pero el gusto es todavía mayor cuando puedo hablar del libro de algún amigo, y más aún si siento que aunque sea mínimamente, puedo ayudar a difundirlo.

Acabo de terminar de leer El último druida: es una historia muy particular, a medio camino entre la literatura fantástica, la juvenil, y las tan famosas historias de Paulo Coelho. Tras el texto, un autor totalmente novel, que para conseguir enganchar a algún grupo de lectores, dar a conocer su libro y tratar de ver qué se esconde en el complicado mundo editorial, lo presenta en formato digital, con la posibilidad de poder descargárnoslo todos de forma totalmente gratuita a través de internet.

El enlace: http://www.bubok.com/libros/4122/El-Ultimo-Druida


No creo que seáis muchos los que andáis por estos lares leyendo mis historias, más o menos interesantes, más o menos aburridas; pero seguro que sois los suficientes para darle un poquito de calor humano a alguien cuyo talento y esfuerzo merecería más de lo que las ediciones digitales pueden hoy día ofrecer. En todo caso, lo que sí merece es vuestas lecturas, vuestra opinión, vuestras críticas constructivas que le hagan crecer y mejorar, en este y en otros proyectos.
Yo le deseo muchas cosas al hilo de este texto: suerte, ganas de continuar escribiendo, confianza en sí mismo y, sobre todo -ya digo que lo mío es deformación profesional- mucho ánimo para recuperar este libro, desarrollarlo, revisarlo y ponerle alas para que vuele, esta vez sí, a donde se merece.